Bootstrapping: beneficios de sacar adelante un negocio tú solo


Ser emprendedor es lo más parecido, hoy en día, a un acto de valentía para algunas personas. Sin duda, por las dificultades que conlleva empezar un negocio y luego mantenerlo. Y lo más difícil es saber cómo arrancar con lo que se tiene en los bolsillos. Sí, hoy hablamos del bootstrapping.

Bootstrapping: qué es y cómo funciona

El bootstrapping es uno de los términos más sonados en el mundo de los negocios. Es emprender únicamente con los medios que tienes a tu alcance. Como decíamos al principio, lo más complicado es gestionar los recursos mínimos que tienes a disposición.

Al empezar de cero un proyecto, las herramientas que tienes suelen ser muy limitadas. Por ello, es importante saber cómo usarlas para comenzar a crecer. Normalmente, estos son los primeros pasos que debes dar para que pueda arrancar tu proyecto:

Aprovecha tus ahorros

Esto dependerá de cuánto dinero tengas ahorrado. Por lo general, no necesitas tener un capital muy elevado. Sin embargo, sí conviene que sepas cómo gestionar tus ahorros personales. Hacer una buena inversión te ayudará en el futuro.

Utiliza la tecnología

Sólo con un ordenador personal, ya puedes empezar. Muchos de los negocios que arrancan a día de hoy son digitales. Esto demuestra que es posible emprender desde casa. A todo esto, debes definir cuál será tu modelo de negocio y partir de un objetivo claro.

Consigue clientes

Nada más iniciar tu proyecto, tendrás una cartera muy pequeña de clientes. Aquí lo más importante es que investigues y detectes qué necesidades tiene el público al que quieres atraer. Por otro lado, qué puedes aportar tú y cómo diferenciarte de la competencia.

Bootstrapping: beneficios de abrir un negocio tú solo

A pesar de las complicaciones que supone, sacar adelante un negocio tú solo tiene una serie de ventajas. Al fin y al cabo, se trata de un modelo empresarial de supervivencia con el que aprenderás a desenvolverte bien como autónomo o emprendedor. Especialmente, en tiempos de crisis.

No necesitas financiación externa

Esto es fundamental. No tendrás que depender de otras fuentes de financiación para abrir tu negocio. Al menos, al principio. Eso sí, es recomendable que haya más financiación propia.

Aunque contar con dinero ajeno está bien a medida que el proyecto va avanzando. De esta forma, no habrá limites y crecerás más. A largo medio o largo plazo, la proyección internacional te abrirá muchas más puertas.

El inconveniente es que tendrás que renunciar a los beneficios nada más empezar. Aquí la paciencia y el esfuerzo constante son claves. Por otro lado, tendrás que asumir todo el riesgo económico tú solo. Lo mejor es que cuentes con una especie de colchón, para apoyarte si lo necesitas.

No hay riesgo de deudas

Al no necesitar inversores ni pedir préstamos, el riesgo de endeudarte es nulo. Aprovechar al máximo los recursos disponibles, te enseñará a gestionar de una forma mucho más inteligente tu dinero.

Además, pedir ayuda financiera conlleva una gran responsabilidad. Por ejemplo, para que te concedan un crédito bancario, debes cumplir con una serie de requisitos. Entre ellos, tener solvencia económica. Si acabas de empezar un negocio, ser solvente es más complicado.

Aprendes a ahorrar en costes

Cuando una empresa es muy grande o tiene numerosos inversores, se necesita un mayor número de trabajadores. Aquí la desventaja es todo el dinero que se está gastando. Pero si sacas adelante el negocio tú solo, te verás obligado a recortar en gastos.

Bootstrapping

Eso sí, a medida que el negocio crezca, tendrás que contratar más empleados. Te recomendamos buscar profesionales para tu proyecto sólo cuando haga falta cubrir una necesidad muy concreta.

El cliente es lo más importante

De inmediato (o después de meses), puede que quieras contratar a un equipo. Como líder del mismo, sólo dependerás de tus trabajadores y de los clientes que tengas. La ventaja es que no tendrás que adaptarte a ningún inversor. Así podrás diseñar productos pensando, única y exclusivamente, en el cliente.

Sobre todo al principio, sin muchos recursos, lo mejor es que tu producto o servicio sea lo más funcional posible. Después, ya te encargarás de hacerlo más atractivo. Mientras tengas tu cartera de clientes, será suficiente.

Para mejorar tu negocio, te aconsejamos hacer un estudio de mercado. De esta forma, podrás conocer cuáles son las necesidades de tus clientes y satisfacerlas lo mejor posible.

Adiós a los intermediarios

Este punto se relaciona con el anterior. Al no contar con inversores y tampoco con demasiado personal para el negocio, para el líder es más fácil gestionarlo. De hecho, no tendrá más remedio que implicarse por completo en la creación del proyecto.

Por eso, otra de las ventajas del bootstrapping es que el CEO tendrá que implicarse en todas las áreas del negocio. Podrá adquirir una serie de habilidades que, de otra forma, sería más difícil ganar. Además, puede focalizar su esfuerzo donde él mismo considere mejor.

El beneficio propio es mayor

Como es evidente, no tener inversores hará que todas las ganancias sean para ti. Si aumenta el beneficio pero una parte va destinada a varios socios del negocio, no te llevarás todo el dinero.

Aunque al principio tus ingresos sean menores, poco a poco podrás sacar un mayor rendimiento al negocio. Es normal que en los inicios no se produzca la rentabilidad que esperas. Mejor comercializa un producto mínimo viable (PMV), aunque no sea perfecto, pero que el ciclo de venta sea rápido.

Si eres emprendedor o autónomo, en Yoigo Negocios te acompañamos para que puedas crear tu propia empresa. Para más información, visita nuestra web o llámanos al 900 622 500 y deja que te ayudemos.