¿Qué es el Design Thinking y cómo aplicarlo al emprendimiento?


Cuando te enfrentas a un nuevo proyecto empresarial, sea del tipo que sea, hoy en día es muy importante que lo que puedas ofrecer a tus clientes sea diferente de lo que ya pueden encontrar en el mercado. Conseguir dar con la tecla de este producto o servicio que soluciona los problemas de los consumidores no es sencillo y, muchas veces, se nos escapan aspectos que, en la práctica, pueden resultar esenciales para quienes adquieren lo que les ofrecemos.

Por eso hay que mirar tu proyecto desde la perspectiva de un diseñador y enfocarlo a la realidad de tu potencial clientela. Es la manera más eficaz de no correr riesgos, de saber que lo que vas a poner en el mercado va a tener aceptación entre los consumidores. Para eso nació el llamado Design Thinking. En este post te hablamos de esta técnica de trabajo nacida en los años setenta y de su utilidad para el emprendimiento. Verás por qué se ha puesto tan de moda entre los emprendedores y qué papel juega en el proceso creativo y de innovación de una empresa.

¿Qué es el Design Thinking y para qué sirve?

El Design Thinking (pensamiento de diseño) es un método para generar ideas innovadoras en el mercado centrándose en cómo solucionar una determinada necesidad del consumidor a través de un producto concreto.

Consiste en comprender qué necesita el usuario a través de una experiencia práctica.

Se piensa como un diseñador de producto para conocer un problema y encontrar una solución que demanda el mercado.

Es una técnica que, aunque no es nueva, sí está siendo muy utilizada en la actualidad.

El Design Thinking en la generación de nuevas ideas

El Design Thinking es una metodología muy utilizada por los diseñadores para resolver problemas complejos, que se basa en aplicar la lógica, la imaginación y la intuición para hallar nuevas aplicaciones de un producto y obtener así el máximo beneficio para el consumidor final.

Este pensamiento de diseño hace referencia a los procesos cognitivos, estratégicos y prácticos mediante los que se generan nuevos conceptos relacionados con el producto.

El objetivo básico de esta técnica es dar mayor valor a un producto para obtener la máxima satisfacción del cliente.

¿En qué consiste este proceso?

Para generar nuevas ideas a través del Design Thinking es muy importante que el proceso de creación tenga las siguientes características:

  • Buscar la innovación centrándose en las personas.
  • Observar para descubrir necesidades concretas.
  • Probar soluciones e ir ajustando hasta dar con la adecuada.
  • Involucrar al propio cliente para conocer cuál será la respuesta ante un producto.

Etapas del Design Thinking

Para poner en práctica todas esas características, el proceso de creación de ideas a través del Design Thinking pasa por cinco fases:

Empatizar

Es imprescindible conocer las necesidades y los gustos de tus clientes para poder ofrecerles una solución adaptada a ellos.

Se trata de obtener una comprensión profunda, de ponernos en su piel y saber cuáles son sus problemas reales.

Definir

Filtrar toda la información que hemos obtenido y quedarnos sólo con lo que pueda ayudarnos a solucionar el problema.

Idear

Todas las ideas que surgen en esta fase pueden ser válidas, pero no pueden ser soluciones clásicas sino innovadoras.

Tampoco nos vale la primera idea que nos venga a la cabeza y tenemos que conseguir que se nos ocurran diferentes soluciones válidas para nuestros clientes.

Prototipar

Una vez conseguida la idea hay que ponerla en práctica. Hay que realizar un prototipo para ver cómo funciona y si cumple con todos los objetivos fijados.

No se debe invertir ni mucho tiempo ni mucho dinero en esta fase, tiene que ser rápido para hacernos una idea de si nuestra solución funciona y poder trabajar a partir de ella.

Testear

El cliente debe probar el producto pero, y esto es muy importante, debes recibir un feedback de ese público, conocer sus opiniones sobre el producto para poder mejorarlo y así obtener una solución hecha a la medida de tus clientes.

La fase del brainstorming en el Design Thinking

Una de las herramientas más eficaces durante el proceso de Design Thinking es la del Brainstorming o tormenta de ideas.

En este caso, al trabajar con un grupo de personas, se obtendrán diferentes ideas y soluciones para un mismo problema y las ideas de unos inspirarán a otros para mejorar esa solución final.

Esta técnica puede servir para todas las fases del proceso de Design Thinking, lo que contribuye a que ese producto final sea lo más innovador posible.

Este tipo de reuniones para generar ideas no deben ser demasiado largas, pueden bastar entre 15 o 30 minutos, pero sí es conveniente que sean muy intensas, con todo tu equipo participando de forma activa.

Y es muy importante tomar nota, ya sea en una pizarra o en un cuaderno, pero no se nos debe pasar por alto ninguna propuesta porque cualquier idea puede ser buena.

Aportar valor al emprendimiento

Aplicar el Design Thinking al emprendimiento es esencial para que un nuevo proyecto tenga éxito y aporte un valor añadido a lo que ya puede encontrar el cliente en el mercado.

Se trata de una de las metodologías de innovación empresarial más utilizadas en la actualidad por su alto valor creativo.

Cuando un emprendedor pone en marcha un proyecto nuevo, esta forma de encontrar solución a los problemas de los potenciales clientes es una manera de generar un producto o un servicio innovador, centrada en el usuario y respondiendo a sus problemas de forma integral, teniendo en cuenta todos los aspectos.

Por eso es importante el trabajo conjunto en este sistema. El Design Thinking es para los emprendedores una herramienta muy útil para que no se les escape nada, pues muchas mentes piensan más que una sola y encuentran muchas maneras diferentes de hacer las cosas.

Si estás dando forma a tu proyecto empresarial valora la posibilidad de introducir esta técnica de trabajo en tu proceso de creación, quizá los resultados que obtengas sean mucho más satisfactorios de lo que esperabas.